MALVAVISCO - Althea Officinalis




Características

Recibe también el nombre de alteas, glorias y bismalvas.
Crecen hasta 1,5m y se encuentran frecuentemente en las marismas salinas de las costas y en los suelos salinos de los prados húmedos.

Los griegos lo utilizaban para curar picaduras, úlceras y heridas, y los romanos heredaron el respeto por esta hierba.
Los médicos árabes usaban el malvavisco para tratar las inflamaciones, y el emperador cristiano Carlomagno (742-814) legisló que la planta había de cultivarse en los jardines detodo su imperio.
Un alto contenido de mucílago dulce y viscoso proporciona a la raíz sus propiedades calmantes, lubricantes y antiinflamatorias.



Plantación y cultivo




Recolección

Las raíces y las hojas se recogen en primavera u otoño después del período de floración y se secan inmediatamente para prevenir la proliferación de hongos.



Propiedades




Usos

El jarabe de malvavisco se ha usado muchas veces para la aspereza, la irritación de garganta, la tos producida por resfriados, la bronquitis y la inflamación de los tractos urinario y digestivo.
Aplicado externamente como cataplasma caliente, aplaca el dolor y las irritaciones provocadas por quemaduras, así como la inflamación de los ojos.
Una papilla de malvavisco aplicada sobre un lienzo es buena para los forúnculos.
El té sin edulcorar se utiliza en compresas aplicadas sobre las heridas, como líquido para gargarismos o se bebe para las afecciones gastrointestinales.



Preparación

Los remedios vegetales que contienen mucílagos no deben prepararse mediante hervido o cocción. La raíz macerada de malvavisco se coloca en agua fría durante una noche y la solución se calienta levemente, se cuela y se toma una cucharada sopera.
El té de hojas se prepara vertiendo una taza de agua caliente sobre dos cucharaditas de hojas, dejando reposar durante 10 minutos.



Curiosidades

Un plato de malvaviscos era una delicia para los romanos, y Plinio creía que quien tomara una cucharada por la mañana "se vería ese día libre de toda enfermedad que pudiera sobrevenirle".
Como los griegos creyeron que aliviaba el calor, el malvavisco se utilizó en la Edad Media para superar la ordalía de sujetar un hierro al rojo, prueba con la que se comprobaba la inocencia de una persona. Cubriendo las manos con una gruesa capa de jugo de malvavisco, de semillas de una compuesta (artemisa, por ejemplo) y clara de huevo, las manos del sospechoso quedaban fácilmente protegidas del calor.



Usos mágicos tradicionales

El ungüento hecho con hojas de malvavisco se utilizaba abundantemente para frotar el cuerpo de los afectados de brujería.


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